Los arquitectos tienen un problema.
Algunos poseen una hipersensibilidad innata. Una que ademas con el tiempo es educada.
El objetivo del arquitecto es el objeto arquitectónico (la caja de zapatos), diseñado basándose en lo que piensa es lo mejor (despotismo)
El arquitecto se encuentra en un estado psicológico alterado. Entorno, trabajo, objeto.
Obsesion. Vicio.
La excelencia se convierte en un adjetivo subjetivo. El publico en general se encuentra ajeno a su locura.
El fin del arquitecto es el momento flechazo. Unas escaleras pictóricas.
No solo cumplen su funcion, sino que emanan belleza (el cuadro)
¿Belleza?
Si la percepción de lo bello es educable, puede que sea una formula matematica.
(Tetas de 3 metros cúbicos pectorales de acero)
Puede que me lo crea. (Mas adelante)
Me encuentro en la boca de una realidad enajenada.
Se que si me meto los jugos gástricos cambiaran mi acidez, y que los intestinos me haran mierda.
Se que si me quedo o me salgo, estaré en el mundo, un mundo que se me presenta llano.
Quizá necesito un empujón, un movimiento peristáltico.
Es algo de lo que tengo miedo, porque se que en la vida el fin es la persona, el prójimo, y la arquitectura es un pedestal. Es un podio. En terminos de realidad social, economica y personal.
Eso si, hasta que punto cada realidad no es una enajenacion, sea cual sea tu situacion.
Quiza la globalidad y el entendimiento universal solo sea un paradoja. Posiblemente no podamos ver mas alla de nuestro pies. Pues vaya, puede que el egosimo sea el todo, y estemos ciertamente e indefectiblemente solos.
Eso, o el canivalismo, incorporando al prójimo en nuestra dieta.
Por cierto comentario de ultima hora. PELICULA. Enter the Void, Gaspar Noé.
(Tipico del analfabeto, la polarización. Gracias)
(Tipico del analfabeto, la polarización. Gracias)