Muchas veces me acuerdo de Katy. Me acuerdo que muchas veces le escuchaba hablar completamente perdido o atónito.
Y es que yo ya sabia que tenia la costumbre de saltar de un tema a otro de manera espontánea, sin inmutarse. Pero aveces, lo que era mas impresionante todavia, es que intercalaba pensamientos totalmente aleatorios, para su (y mi) sorpresa.
Era consciente pero al parecer, incontrolable.
Y es esta costumbre que tenemos los seres animados de darle nombre a todo, cosa de la que no paro de sorprenderme, que resulta que el extraño habito de Katy de ser prolificamente incoherente, desde un punto de vista logico o normativo, tambien tiene nombre: excurso y/o digresión.
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