30 de agosto de 2016


La Certeza de La Vida


Es interesante ver como el tiempo pasa. No solo verlo, sino sentirlo. Sentir como el tiempo pasa.

No estoy triste, simplemente tengo la Resaca historica de los 80', como si viviesemos en una epoca de euphoria creativa.

Asi como pasa el tiempo, tambien la mente y los deseos se reblandencen. Como si se volviesen mas o menos disfuncionales. Se tornan violeta, con una profundidad sin precedente. Ahi ves el tiempo asi como el espacio han cambiado. Un truco perceptivo generado por el constante cambio en nuestra psycologia.

Y en ello, en esta percepcion. En esta experiencia del presente, reside nuestra divinidad. Asi como los animales y las plantas "viven", nosotros tenemos la capacidad de enajenarnos. En ese momento de alerta sentimos como el tiempo pasa de manera consciente. Estamos porque nunca estuvimos, pero tenemos la capacidad del retorno.

Por ello, por esta presencia que no es solamente corporea, es facil ver como la idea de lo celestial es algo que acompana nuestra cultura a lo largo de estos tiempos, aunque poco ya nos quede de esta palabra tan especial como la de la espitirualidad.

Es por lo tanto trabajo de este espiritu tan alusivo el de reconciliar esta consciencia con el mundo que le rodea. Este mecanismo divino perceptivo. Esto es debido a que el mundo siempre existio tan pronto como nuestra experience de el se produjo, ya que en este lidiar conceptualizamos la experiencia vivida. Otro jugete de nuestra consciencia para manejar la "realidad".

Asi, en esta posicion completa de desamparo, necesitamos generar otro tipo de jugetes para lidiar con el dia a dia y el mas alla: todo lo que nuestra recien adquirida consciencia no puede explicar. Con tranquilidad te puedo decir que no hay un cuerpo fuera del tuyo: no tenemos la capacidad de vivir fuera de nuestro sistema perecptivo y corporeo. Estamos atados al amarre mas fuerte de nuestra realidad, rodeados de una continua ilusion de cambio.

Asi es el camino, pongamolos lineal, de nuestro tiempo vivido, o mas bien sentido. Ese cuerpo indefenso que lidia con conceptos tan tenebres como el de la muerte. Aquella certeza. El anti-concepto por excelencia. El antijugete. Una certeza tan amarga como dulce. Asi como se expresa indefensa ante el terrmoto o mareo de la "vida". Asi afirmar la murte, es afirmar la vida. Asi como yo digo: -voy a morir- digo y exclamo: -voy a vivir! En un momento euforico de conociemiento y consciencia global. Y no es un momento tragico, sino signo de un fenomeno extraordinario, en el que las particulas componentes de nuestros organismos dan, por "arte" de magia, un sentido original a la vida. Aquel de la experiencia percivida y compartida en esta marea de jugetes imposibles.



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