Tengo el sentimiento, de que si la mujer realmente quiere declararse independiente debe bajarse de los tacones, limpiarse el maquillaje y al mirarse al espejo, reconocerse.
Por alguna razón, cada vez más públicamente, hay hombres que se suben a las alturas. Es un deseo de desequilibrio, de fragilidad. Es un llamamiento para el rescate.
Hoy, en el momento que vuelvo a casa después de estar en el estudio trabajando todo el día me doi cuenta de que he renunciado al sol para dedicarme a la arquitectura. (En mi caso "arquitectura")
El arquitecto siente el mundo incompleto, y se ofrece para implantar su vision, para modificar el entorno.
Desde mi perspectiva, ultimamente me gusta preguntarme el porque de algunas de mis acciones desde un punto de vista psicológico.
Pienso que el mundo que me ha rodeado, desde pequeno, me ha parecido como en muchos sentidos "mejorable". Y me pregunto de donde viene ese desagrado por mi entorno.
Me pregunto de donde viene mi sentido del gusto. De donde viene este pequeno esteta.
(Lo de de esteta lo dejamos para mas adelante)
Me pregunto si son las malas experiencias de mi infancia las que producen esta disconformidad.
¿Porque, en fin, el agua esta enturbiada?
Alain de Bottom dice que las personas que leen son personas trastornadas. Personas que necesitan llenar un hueco, una inquietud. Hay algo que les pica y leer es ese rascar complaciente.
Para acabar haciendo el circulo entero, llegamos al momento clave en el que la gente siente este agujero que necesita llenar. Yo creo firmemente que los tenemos físicos y psicológicos.
El estómago es hijo del hambre, de la insatisfacción. La garganta es, desde pequenos, apertura de absorción de conocimiento. El bebe chupa todo objeto para poder comprehenderlo. El ano, la vagina, la tension, el apego...
Son cubos, y necesitamos pronto o temprano llenarlos, aunque sea temporalmente. (Un suspiro, una calada a un cigarro...)
Puede que ese traspaso de agujero al nacer sea la caída en un cubo, un cubo que no podemos abarcar. Un mundo que no podemos comprehender. Puede que los tacones sean, al fin y al cabo, la mera expresión de la condición humana.
Ya me vais a disculpar, pero me voy, rápido, a por un par de Louboutins.
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